jueves, 16 de abril de 2009

El precio de un instante


¿Cuanto pagarías por poder vivir ese momento que tantas veces has visto en una fotografía, o un lienzo? Incalculable, por imposible. Inexistente un instante antes, y muerto un instante después, pero vivo para siempre en una retina artificial.


¿Cuanto pagaría por estar en el lugar de la imagen, en ese mismo instante? De nuevo incalculable, por imposible. Sin embargo, el recuerdo, la imagen, si tiene precio, y con varios ceros. Esta bonita fotografía tomada por Cecil Beaton ha sido descubierta recientemente y puesta a la venta por la galería Londinense Chris Beetles al "módico" precio de 1400 dolares. También se puede adquirir una reproducción en una edición numerada limitada a 50 unidades, a un precio de alrededor de 500 dolares.


¿Cuanto hubiera dado por tenerla delante de mis ojos? Me contentaré con ver desde aquí la imagen y esperar a que aparezca en cualquier tienda una reproducción de esta u otra de las miles de fotos suyas a un precio razonable. En cuanto a tenerla delante, a día de hoy y mientras la crisis lo permita, soñar es gratis.



Fuente: Foro Audrey Hepburn - L'Ange des Enfants
Galería: Chris Beetles

Personajes: Briony Tallis


El último libro que he leído ha sido Expiación, la novela de Ian McEwan sobre la que se realizó la película homónima. Como siempre ocurre con una novela de la que has visto ya su hermana cinematográfica, la lectura resulta muy diferente que con cualquier otra, ya que desde la primera palabra ya tienes en tu mente todo el universo en el que se desarrolla la historia: La enorme casa de la familia Tallis, los rostros de cada personaje, incluso sus voces.


Resulta curioso que a cada pagina desees avanzar más y más, aún sabiendo el desenlace de la trama, pues es como si conocieses de otro modo a los personajes, de manera que aprecias enormemente cada detalle que te muestra el libro y que la película se saltó, comprensiblemente o no, para adaptarse al lenguaje y las imposiciones del séptimo arte. Seguramente, cuando vuelvas a ver la película, comprenderás aún más cada mirada, cada gesto, cada acción y elección.


En esta novela, si hay un personaje que sale reforzado de la lectura, es sin duda Briony. La soñadora y caprichosa niña ve explicadas sus emociones y motivaciones de una manera mucho mas profunda de lo que, a pesar de la grandiosa labor de Joe Wright, se vislumbra en los escasos tres cuartos de hora en los que aparece la Briony niña. Uno de los puntos fuertes de este personaje es que McEwan consigue relatar todo lo que se le puede pasar por la cabeza a una persona de 11 años, con lo que como lector recordarás esas sensaciones y te sentirás identificado por muchos momentos.


Briony, de desbordante imaginación, fantasea continuamente con las obras de teatro que teje su cabeza, repleta de palabras que devora en sus diccionarios. Cuando sale a la vasta finca, juega con una vara cortando las hierbas, imaginándose que es las campeona mundial de cortar hierbas, mientras cientos de personas imaginarias alaban boquiabiertas su exquisita técnica. Briony se puede quedar alucinada mirando su propio dedo, intentando descubrir el instante en el que el dedo decide moverse, queriendo separarlo del momento en el que ella decide realmente que se mueva. Briony se pregunta si realmente el resto del mundo es capaz de imaginar todo lo que ella imagina, llegando a pensar que tal vez es su propio super-poder. Preguntas que llevan a más apasionantes preguntas: ¿Qué habilidades tendrán el resto de personas? ¿Es para el resto de las personas tan maravilloso el ser ellas mismas como para ella lo es el ser Briony?


Briony, antes de darse de bruces con el mundo real, antes de sentirse presa de sus absurdos caprichos, fue una niña, al igual que tu, que yo, y evidentemente, que McEwan.

martes, 14 de abril de 2009

Corredor de fondo (Run Fatboy, Run)


Si hay un esquema de historia que se ha repetido incontables veces en la historia del cine es la del típico perdedor nato que debe superarse a si mismo para conquistar al amor de su vida ganando al típico ganador nato. Suelen ser guiones que caben en una servilleta y con finales que se ven desde la taquilla, por lo que todo queda en manos del toque que le de cada cual. En este caso, el "cual", o mejor dicho, los "cuales", son David Schwimmer, alias Ross (o Rossatron), un actor venido a director del que jamas hubiera pensado que se atrevería con la comedia, a pesar de que se lanzo a la fama en una de ellas, pero es que siempre le he visto cara de "dramón, y por otro lado Simon Pegg, humor ingles de los pies a la cabeza y cara de chiste de esas que te hacen reir con sólo mirarle.


Todo arranca con Dennis a punto de casarse con la bella Libby (una radiante Thandie Newton). Todo esta listo, pero Dennis, presa del pánico, escapa corriendo en el ultimo instante, marcando el inicio de su camino de perdedor y pringado. El tiempo pasa, y, como no, Dennis, un desastroso guardia jurado de una tienda de lencería, no es capaz de olvidar a su amada, y aprovecha cada oportunidad para intentar retomar su relación, que se ha reducido a las visitas para recoger a su hijo.



Siguiendo con el esquema, aparece la figura del repelente hombre perfecto, encarnado por Hank Azaria, un tiburón de los negocios de la City Londinense, que, para redondear, es un superhombre capaz de correr una maratón benéfico. Visto esto, Dennis, que la única vez que corrió en su vida fue para escapar del altar, decide participar para demostrar su valía a Libby. Así, forma un hilarante grupo de entrenamiento con su esperpentico casero y su "casi" cuñado, metiéndose en situaciones no menos esperpenticas para poder llegar a tal maratón.


Simon Pegg y sus ayudantes se convierten en el eje total de la película, sacándonos unas cuantas carcajadas (tremenda la primera vez que sale a correr, igual que cada vez que salgo a correr) entre las imágenes de postal de Londres, los clásicos musicales de la ciudad y los innumerables anuncios de Nike (hay que sacar los cuartos de algún sitio), haciendo que una historia, que podría caer en el pastelismo, entretenga y deje a uno con una sonrisa en la boca.


La cara que se te pone cinco segundos antes de tener flato.

No es una película exagerada en ningún sentido, ni es la que mas gags contienen por minuto, pero tal vez es esa mezcla de historia sencilla y humor directo, sin caer en la tontería, lo que le da su punto. Y, por que no decirlo, por que nos recuerda que la felicidad no sólo se encuentra en las oficinas de la City, si no en cualquier barrio, en cualquier casa, en uno mismo.


Es Golightly: Simon Pegg, su pinta de pringado, y su séquito de pirados.

No es Golightly: ¿Si no me esperaba nada del otro mundo, por que le voy a tener que poner nada malo?

viernes, 10 de abril de 2009

Recuerdos y Souvenirs

Hola de nuevo, parece que ha pasado un siglo desde la última vez que escribí, y es que el periplo Londinense me pareció un mes cuando en realidad fue una semana escasa. De esa alocada ciudad me he traído un poco de todo. Risas, sabores, olores, caras, sensaciones, recuerdos e imágenes, muchas imágenes.

Primero voy con los souvenirs propiamente dichos, aspecto fundamental en cualquier viaje que se precie. Comencemos:



Soy bastante futbolero, así que no podía irme de allí sin una elástica de los pross. Esta debe de ser la tercera equitación, me salio baratisima, y como me suelen gustar las equipaciones secundarias, pues perfecto. Por cierto, comprada en la famosa Carnaby Street.

De segundo plato, que no menos importante, este book de la sesión de Miss Moss para Agent Provocateur que me encontré en una librería. Era una de las unidades de muestra (Display copy), y la cubierta se notaba manoseada, pero nada grave. Incluye un disco en el que se pueden ver los anuncios de la campaña. En total, una ganga de 7 libras.




Por último, una camiseta que ya había visto por la red y que me la encontré en un pequeño puesto del mercado situado en los antiguos establos de Camdem (un pequeño mundo aparte). Esta basada en una famosa imagen de David Bowie, y la protagonista no necesita presentación.




Y ahora, damas y caballeros, bienvenidos a Londres:

La ciudad en la que las viejas señas de identidad conviven con al bullicio del siglo XXI, guardando aún los secretos del tiempo.


La ciudad de la concurrida (y coqueta) Picadilly circus......

....y de los mágicos rincones Londinenses.


Caricaturizada de si misma a golpe de turista.....


....pero aún orgullosa de las grandes victorias y el esplendor que le otorga la historia.





La típica foto que sale en cualquier libro de ingles ;-).


La Abadía de Westminster, una maravilla arquitectónica. Aquí yacen seres tan importantes y dispares como la reina Elizabeth I, Isaac Newton, Charles Darwin y Lawrence Olivier.


Una calle repleta de librerías de todo tipo. Para perderse durante horas.



Bienvenidos a Covent Garden, siempre recordado por la más bella florista de la historia del cine, Eliza Doolittle (sé que hubo más Elizas, pero que queréis, aquí tira más Audrey).



Son tuyas estas flores, Eliza?


El viejo Hospital de Saint Thomas, lugar en el que Florence Nightingale estableció una de las más famosas y reputadas escuelas de enfermeras. Ya que aquí hablamos de cine, en este hospital recibió su formación la joven Brioni Tallis, buscando una expiación a sus pecados.


Efectivamente, ese soy yo.


St Paul desde el puente del Milenio. ¿Habéis visto la película "Corredor de fondo"?


Aún existen caballeros para guardar la ciudad. En la imagen, el caballero de Southwark.


El acorazado Bismark, la joya del Canciller de Hierro.


El mítico Puente de Londres. Antiguamente, el único nexo de unión entre la ciudad de Londres y la ciudad de Westminster. Como curiosidad, en este puente fue exhibida la cabeza de William Wallace, por orden del zanquilargo Eduardo I. Buscaba amedrentar a todos sus opositores, sin embargo, el efecto conseguido fue totalmente opuesto. Mató a un héroe, pero creó un símbolo.


Bienvenidos a la City, la zona de Londres con mayor número de ejecutivos por metro cuadrado.


Dos enamorados en St. Paul.


Como ya tenía pensado, me encontré con Kate......


......más de una vez. (Lástima del flash de la foto, por que en vivo se parecía mucho más)



Y con Audrey (o con alguién que tiraba un aire).


Un amigo nos da la bienvenida a Portobello.




Inglaterra, la cuna del futbol.


La Torre de Londres, hogar de reyes.....


.......y reinas.



Aún se percibe el olor a sangre.


Camdem, un mundo aparte dentro del loco Londres. Nuestra querida Amy no podía haber salido de ningun otro lugar.


Camdem es el Rehab de Amy, el Pipedown de los Babyshambles....pura inspiración.






Que mejor manera de acabar el día que darte un paseo por los canales de Camdem con un buen café de Starbucks con sabor a vainilla.




La estación de St. Pancras. Una grata e inesperada sorpresa.


La cupula interior del Museo Británico, diseñada por Norman Foster. El museo es muy completo, pero yo acabe durmiéndome apoyado en una barandilla (verídico).


La moda en la antigua Grecia.


This....is...........SPARTA!!!!!!!!!!


Maldita la hora en que George Lucas y Spielberg vieron esta calavera.


Carnaby Street, tiendas, tiendas, y más tiendas.


Un curioso rincón de la concurrida Carnaby.


Is Mr Brown in the house?


Windsor, un castillo de cuento, de reyes y princesas. La cantidad de armas, armaduras, cuadros y demás reliquias es abrumadora. Sencillamente impresionante.



Aquí se termina el viaje, pero no desharé del todo la mochila, pues nunca se sabe cuando puede aparecer la siguiente aventura.