martes, 18 de noviembre de 2008

Chinese Democracy


Imparable, inagotable, impresionante. Así luce Kate Moss en la edición de Diciembre de Vogue China, mostrando unos vestidos de Balmani que le sientan como un guante, como hechos por y para ella. De nuevo no hay fronteras ni barreras, lo que es allí es aquí, y viceversa. Es el efecto mariposa, una de ellas aletea en Beijing, y en Nueva York se produce un huracán. El mundo se "Mossifica".


















No ha visto la luz el truco que haga que alguien tenga "ese algo más" delante de una cámara. Mientras el photoshop tenga vedado el coto de la actitud, la expresión y la "magia" personal, quedará espacio para la autenticidad. Ojalá jamás llegue ese día. Mientras tanto, disfrutemos.






Y de postre, este momento "paparazzo" en el que cacé el póster de la campaña publicitaria del perfume de su mismo nombre mientras iba en el bus, con la cámara del móvil, ¡y en marcha!





Vía: heroinemoss

lunes, 17 de noviembre de 2008

magazine!!!

Esto es igual que estudiar, si lo vas dejando para otro día, cuando abres los libros no sabes por donde empezar, y tienes que hacerlo todo de golpe. Eso me ha pasado estos días con el blog, así que para compensar los días sin entradas, lo meto todo en un "magazine" variado. Yo os lo cuento todo de una vez y vosotros lo leéis todo en una sola entrega. ¡Todos ganamos!

Belle de jour, belle toujours



La semana pasada he visto el díptico formado por la película de Buñuel Belle de jour y por su continuación Belle toujours, realizada por Manuel de Oliveira. La primera narra la historia de Severine (Catherine Deneuve), casada con un importante cirujano que le ha propiciado una vida plena en cuanto a nivel social y económico. Sin embargo Severine no es capaz de mantener relaciones sexuales con el, por que ella, en sus más inconfesables fantasías desea, no sólo desea mantener dichas relaciones con otros hombres, si no que incluso desea sentirse humillada por dichos hombres, y eso es algo que su marido, su perfecto marido, no le puede ofrecer. Por ello decide acudir a una casa de citas en la que, para no ser descubierta por su marido, sólo puede trabajar por las tardes. De ahí su "nombre artístico", Belle de Jour (Bella de día).


Para resumir, ya que esto tiene que ir rápido, os diré varias cosas: Que me ha parecido demasiado criptica, no a los niveles de enigmas como el séptimo sello (la paré a los 10 minutos), pero es de esos films que o los amas o los odias; Que Anais, la madame de la casa de citas (Geneviève Page) me ha parecido lo mejor de la película y que buscaré más films de ella, ya que me ha parecido una actriz con muchísima personalidad; Y que Paco Rabal era un actor de los que llenaban la pantalla con su sola presencia, no digamos nada si empleaba su inconfundible voz.


Belle Toujours, la continuación, me ha parecido a todas luces un cortometraje largo más que un largometraje corto, y no sólo por su corta duración (apenas una hora), si no por su estilo. Oliveira dota a su film de un estilo austero que, junto con la ciudad de París de fondo, recuerda en todo momento a las secciones del film Paris Je t'aime. La historia, imposible de entender si no se ha visto la película de Buñuel, nos presenta a uno de los personajes de dicha película que busca desesperadamente a Severine, 40 años después de su último encuentro. La coqueta película tiene buenos detalles, muestra de la experiencia de Oliveira, como puede ser la peculiar forma de desvelar la historia mediante las conversaciones de este hombre con un camarero, el perfecto oyente, ("es como hablarle a un muro" dice el, ya que la gente le cuenta cosas que no diría a nadie), y las impecables actuaciones, pero se ve enormemente lastrada por su poco o nada claro argumento, su desenlace y ciertas escenas que hacen que una película de su corta duración resulte aburrida en muchos momentos.


El Tercer Hombre



Me han regalado el libro de Graham Greene "El tercer Hombre", y tras leerlo vi la película de Carol Reed basado en dicha novela, con guión del propio Green e interpretada por Joseph Cotten, Alida Vali y Orson Welles, entre otros, que cuenta la historia de un escritor de novelas del oeste que es invitado a viajar a Viena por un antiguo amigo. Una vez allí descubre que ha fallecido en un atropello en el que está inmiscuido un misterioso hombre de identidad desconocida. A la hora de sentarme a verla realicé un esfuerzo enorme de limpieza mental, pues jugaban en contra de la película dos factores capaces de arruinarla: Haber leído la novela, es decir, saber toda la historia de principio a fin (tampoco es muy difícil adivinar lo que va a pasar desde el principio del film), y otra cosa muy dada con los grandes clásicos, haber oído tal cantidad de halagos y alabanzas que parece que vas a asistir a la madre de todos los espectáculos. Evidentemente no funcionó, y, además de saber continuamente que iba a pasar a continuación, no paraba de recordar lo que me ocurrió con otro gran clásico como "Ciudadano Kane", una obra maestra a nivel técnico cuya historia me dejo totalmente indiferente.


Otro detalle curioso es que, a pesar de no estar dirigida por Orson Welles, me parecía estar notando su mano en cada picado y contrapicado, en cada perspectiva inusual y en cada plano de las persecuciones, todo ello realizado de una forma atípica para la época y que consigue ser el elemento que más sorprende aún a día de hoy. La música produce también una sensación extraña, ya que en muchos momentos no parece encajar con la historia de cine negro que estamos viendo, si no que parece pertenecer a una película más ligera. Las interpretaciones son en general muy correctas, destacando como no Orson Welles , que con una sola mirada es capaz de decirlo todo, y que protagoniza la mejor escena de la película en un genial dialogo con el personaje de Cotten.


En fin, otra película con una enorme fama que se queda por debajo de mis expectativas por una débil historia y un montón de cosas que me hacen pensar que una mentira 1000 veces contada, se puede transformar en una verdad. Bueno, ya estoy preparado para recibir los palos.

martes, 4 de noviembre de 2008

Remember, remember....


....the 5th of November.
The Gunpowder Treason and plot.
I see no reason
why Gunpowder Treason
should be ever forgot





Una de esas películas que cuando la acabas de ver, te sientes capaz de comerte el mundo. Que mejor momento para recordarla que la noche de las hogueras, una ocasión inmejorable para levantarse, plantarse, y preparar con astucia...... ¡una deliciosa Vendetta!

domingo, 2 de noviembre de 2008

El arte de hacer pasar miedo

Se suele decir que en el mundo del cine lo más difícil es hacer reír, alcanzar ese momento en el que el espectador se vea forzado a esbozar una sonrisa o, incluso, soltar una sonora carcajada. Es muy fácil desviarse de la linea buena y caer en la indiferencia o, aún peor, en el más absoluto ridículo. Esto viene a raíz de que se cree que es relativamente sencillo crear una escena emotiva, aún tirando de tópicos del genero, arrancando alguna que otra lagrimilla al respetable en una escena puntual aunque el resto de la película no sea gran cosa. Y, ¿qué decir del miedo?, pues lo mismo, una musiquilla de suspense, una repentina subida de volumen y ya tenemos la clave del susto


¡Qué equivocados están! El susto es pasajero, una sensación volátil. Lo que permanece en la mente, lo que nos hace prender todas y cada una de las luces es el miedo al susto, la incertidumbre de que ocurrirá al abrir la siguiente puerta. Y más importante aún es quién o qué nos pretende asustar y la atmósfera en la que se mueve. Señoras y señores, la acción frenética no da miedo. El miedo, al igual que tantas otras cosas en la vida, es una cuestión de estilo.


Para demostrarlo me voy a desviar ligeramente del camino habitual para adentrarme en otro mundillo en el que el terror tiene mucho que decir y que, en cuestiones de hacer pasar miedo, debe seguir reglas muy similares a las del séptimo arte. Estoy hablando de videojuegos. Por que para que negarlo, las veces en las que he pasado más miedo delante de una pantalla han sido con un mando o con un ratón en las manos, concretamente en un sencillo pueblo envuelto en una misteriosa niebla. ¿Os atrevéis a dar un paseo por Silent Hill?


La música perfecta para seguir leyendo


El terror primitivo


Los parámetros que definen a los juegos de terror hoy en día son muy similares a los que definen a sus homólogos cinematográficos. Las salas se llenan de gente atraída por sustos fáciles, acción desenfrenada y clones (tremendamente cansinos) de la machacada formula del terror nipon, haciendo uso de la tecnología actual para poblar la pantalla de monstruos realizados en espectaculares CGI, y, por otro lado, la cada vez mayor predilección por la excelencia gráfica y la jugabilidad sencilla provoca que los videojuegos dejen de lado las sutilezas y ganen sus adeptos mostrando a cada entrega un numero mayor de monstruos en pantalla que el videojuego anterior. El menos es más ya no significa nada, el efectismo ha tomado la palabra. Pero existe otro terror, otra manera de mantener la tensión a cada instante y de provocar, de manera inigualable, esa sensación llamada miedo, y que para un servidor encuentra su mayor exponente, en el mundo videojueguil, en el melancólico Silent Hill.


En Silent Hill encarnamos Harry Mason, un hombre que tras sufrir un accidente de coche a la entrada de Silent Hill descubre que su hija ha desaparecido. Te bajas del coche y comienzas a buscarla, intentando ver algo a través de la densa niebla (una inteligente forma de crear una atmósfera única y de disimular las limitaciones gráficas de la consola). Consigues ver a tu hija y le llamas, pero ella sigue corriendo. Le sigues a través de los vacíos callejones, y poco a poco comienzas a divisar lo que se esconde bajo la aparente calma de Silent Hill. El suelo y las paredes se transforman en oxidadas rejas repletas de sangre putrefacta en las que cuelgan horripilantes cadáveres mientras te ves atacado por seres que no eres capaz de explicar. Cuando el mal se destapa, Silent Hill se transforma en una brillante definición gráfica de la palabra pesadilla.


Las enfermeras del hospital de Silent Hill, todo un clásico de la saga.

Es el propio pueblo el que provoca esa sensación de permanente desasosiego, ya que los enemigos no son especialmente peligrosos ni rápidos (en comparación con cualquier juego de acción), y su presencia se te avisa por el enervante ruido de nuestra radio. Incluso habrá ocasiones en las que si apagas la linterna que te acompaña en la oscuridad los enemigos no te advertirán, pero no eres capaz de avanzar a oscuras por ese mundo de pesadilla, no mientras no escapes de ese colegio o ese hospital maldito, no mientras las puertas del infierno sigan abiertas.


Por otra parte, la historia que desarrolla el juego contribuye a completar la magnifica ambientación, pues dota a los (pocos) personajes con los que nos topamos de una personalidad pocas veces vista en un videojuego. Ademas, el hecho de que sean tan pocos, y que cada vez que aparecen sintamos alivio de hablar con alguien normal, hace que se establezca un vinculo entre personajes digno de un guión de (buena) película. Las magnificas secuencias y una mas que correcta interpretación dotan a cada encuentro de una gran fuerza, todo ello adornado con una excelente banda sonora.



Silent Hill 2. La pesadilla toma forma

Actualmente estoy disfrutando de la secuela de Silent Hill, y he de decir que me estoy enfrentando a uno de los mejores villanos con los que me he topado en un videojuego. Es tan grotesco que encaja perfectamente en el dantesco entorno en el que se mueve, una pesadilla viviente que, gigante cuchillo en mano, te helará la sangre cada vez que oigas su nombre: Cabeza Piramidal.



Es este caso también se puede extrapolar al mundo del cine. Un adecuado diseño del villano, tanto a nivel estético como de perfil psicológico y actitud, puede dar a la trama, y en este caso, a la aventura, el aliciente necesario para desear llegar hasta el final, para querer dejar de escapar y hacerle morder el polvo. Como siempre se dice, un gran campeón no es tal sin un adversario que esté a su altura.


Aún debo averiguar más cosas sobre él, pero todo parece indicar que es más que un simple enemigo. Existe una conexión con lo que ocurre en el pueblo y con la carta que Mary, mi esposa muerta hace años, me ha enviado desde Silent Hill. Tendré que armarme de valor para averiguarlo, deberé seguir adentrándome en la niebla......